domingo, 17 de mayo de 2015

Día 12. Consagración a Mi Inmaculado Corazón: Os llamo a la oración, al arrepentimiento

Tomado del Libro: “María, Maestra de los Apóstoles de los Últimos Tiempos, Tomo I, Consagración a Mi Inmaculado Corazón” (Ene 2010)Revelaciones dadas a Agustín del Divino Corazón – Manizales, Colombia
MaríaMaestradelosApóstolesdelosÚltimosTiempos
Consagración a Mi Inmaculado Corazón (2010)
Día 12.  Os llamo a la oración, al arrepentimiento[1]Enero 6/2010 (6:00 pm)
“Hijos amados: Os llamo a la oración, al arrepentimiento verdadero de vuestras culpas; reparad, porque son muchos los pecados que comete la humanidad. Reparad, porque el hombre no se comporta según las Leyes de Dios, actúa movido por los dictámenes de satanás. Reparad, porque los fenómenos sobrenaturales son considerados producto de la mente, menguándoles su carácter sobrenatural.Reparad, porque borrascas impetuosas arrastran a muchas almas a las profundidades del Infierno. Reparad, porque el demonio está haciendo de las suyas, ha instaurado su reinado en el corazón de muchísimos  hombres. Reparad, porque el mundo ha tergiversado el Evangelio, ha deformado la Palabra. Reparad, porque lo Divino, lo Sagrado ha perdido valor, la fe escasea en el corazón de Mis hijos. Reparad, porque el mundo se ha vuelto pagano, Dios ya no ocupa el primer lugar en el corazón de las creaturas y mucho menos en el seno de las familias. Reparad, para que la humanidad entera vuelva sus ojos a Dios, para que comprenda que la vida sin Dios es nula, vacía, para que sientan la necesidad de buscar el perdón, perdón que sólo lo hallarán en el Sacramento de la Confesión, perdón que es vital para la vida plena, vida en abundancia.
Hijos Míos, el final de los tiempos va precedido por algunos signos que muestran palpablemente la parusía (Advenimiento glorioso de Jesucristo al fin de los tiempos), como los fenómenos extraordinarios que aparecerán en el firmamento; firmamento que os muestra a Dios como Infinito, que os lleva a evocar las moradas que el Padre Eterno os tiene preparadas. Tantas veces, hijos Míos, Me he aparecido; tantas veces se han dado manifestaciones sobrenaturales y la humanidad entera no ha querido despertar, no ha sabido leer los signos y señales que acompañan el final de los tiempos; tiempos en los que ‘el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que llegue el día grande y patente del Señor’. (Hechos 2, 20). ‘Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre, a cuya vista todos los pueblos de la Tierra prorrumpirán en llantos; y verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes resplandecientes del cielo con gran poder y majestad’. (Mateo 24, 30). ¿Qué más fenómenos extraordinarios queréis ver? Fenómenos que os muestran que Dios existe, fenómenos que os deben llevar a una conversión perfecta, fenómenos que son voz de alerta para que cambiéis de vida y os acerquéis al Señor; fenómenos que son anuncios para la segunda llegada de Jesús, fenómenos que os demuestran que la eternidad es una realidad en la que tarde o temprano tendréis que enfrentar.
Hijos amados, como Maestra que soy de cada uno de vosotros, Me encuentro en la necesidad de daros estas Lecciones del Cielo, porque es importante que os preparéis al pronto regreso del Señor; no quiero que ante Su llegada seáis sorprendidos dormidos y sin aceite en vuestras lámparas; no quiero que os pase lo mismo que a las vírgenes necias; vírgenes que llegaron tarde al convite y hallaron las puertas cerradas. Sólo os pido que permanezcáis en vela, caminando por las sendas de la oración, mortificación y penitencia; os pido que viváis los Mensajes de la misma manera como el pueblo de Israel obedeció a Moisés y dejó Egipto para ir hacia la tierra prometida. Por la premura del tiempo debéis dejar las vacilaciones, los titubeos; cortad con todo lo que sea pecado y reparad porque la Justicia de Dios pronto se dejará ver y sentir.
Consagraos, hijos Míos, a Mi Inmaculado Corazón, integrad las filas del ejército victorioso y combatid contra el enemigo; enemigo que será derrotado, enviado a los abismos más profundos del infierno; porque muy pronto (así como en los tiempos de Noé, unos pocos se refugiaron en el arca construida por sus propias manos) en este final de los tiempos, unos pocos se refugiarán en Mi Inmaculado Corazón y se salvarán. La Consagración a Mi Inmaculado Corazón obrará prodigios espirituales en vuestras vidas, recibiréis un toque Divino de Mi Maternidad, seréis Mis hijos amados a los que siempre protegeré porque Mi Manto Celestial siempre os estará cubriendo. Consagrándoos a Mi Inmaculado Corazón, vuestros miedos se diluirán, volveréis al camino del Señor, seréis peregrinos en la Tierra que esperan la pronta venida del Señor.”

Virtud del Amor
[2]
“Hijos Míos: Habéis de saber que el Amor es la medicina del alma. Medicina que cicatriza vuestras heridas, sana vuestras llagas, limpia los enconos de vuestro corazón. Amad sin medida, amad con hartura, amad en abundancia porque el amor es: terapia para el alma, descanso a vuestro espíritu y alivio para vuestro interior. Si Dios es Amor, sois creados por el Amor y para el Amor. No seáis mezquinos en prodigar amor.
Amad a vuestros enemigos, aguijones ponzoñosos, que os hacen aferrar más a Dios. Amad a vuestros padres, ellos os dieron la vida y como tal debéis aceptarlos con sus defectos y con sus virtudes. Amad a vuestros hermanos, mirad en cada uno de ellos la presencia de Mi Hijo Jesús. Amad a los niños, creaturas indefensas que son el desvelo de Mi Inmaculado Corazón. Amad a los ancianos, sed pacientes y afectuosos, los años pesan sobre sus cuerpos, carecen de la lucidez que tuvieron en su juventud; pensad que hoy sois jóvenes, mañana seréis viejos. Amad a los animales, son obra perfecta de la creación de Dios. Amad y cuidad de la naturaleza, su Artífice es Dios; Dios que pensó en vosotros; recreaos con la armonía y gallardía del paisaje. Amad a todos los hombres de la Tierra, son hechuras de las Manos de Dios, fuisteis creados a Su Imagen y semejanza.
El amor excusa, justifica. El amor perdona, libera de culpas. El amor aligera vuestras penas, os dulcifica. El amor os da libertad, os pone alas; alas para volar hacia el Cielo. El amor os une a Mi Amor Santo y al Amor Divino; Amor que trasciende, Amor que cautiva, Amor que atrapa. El amor echa fuera el temor, dándoos tenacidad, aguante. El amor es camino de dulzura, de bienestar, de confort espiritual. El amor es deleite, fragancia celestial que cautiva, enamora. El amor es semejanza de Dios en la Tierra.”
Termina con el rezo del Santo Rosario, las Letanías y la oración final.
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[1] Agustín del Divino Corazón, Libro 12, ‘María, Maestra de los Apóstoles de los Últimos Tiempos, Tomo I, Consagración a Mi Inmaculado Corazón, Día 12’.
[2] Agustín del Divino Corazón, Libro 7, ‘María, Arca de la Salvación’.  Mensaje de María Santísima  en fecha: Diciembre 12, 2008.

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