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miércoles, 25 de octubre de 2017

Oct 13_17 Estos son momentos de Mi Triunfo, el triunfo de Mi Inmaculado Corazón.

Oct 13_17 Estos son momentos de Mi Triunfo, el triunfo de Mi Inmaculado Corazón. PDFImprimirE-Mail
Rosario vespertino-MENSAJE ÚNICO. 



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Mensaje de la Santísima Virgen María a J. V.
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Primer Misterio. Habla la Santísima Virgen María.
Sobre: Estáis completamente seguros cuando el Amor de Nuestro Dios habita en vosotros, os rodea, os cubre. No temáis, pues, a lo que suceda en vuestra vida, a vuestro alrededor. Estáis perfectamente protegidos, porque pertenecéis a Nuestra Familia, seréis purificados, para que entréis al Nuevo Mundo.

Hijitos Míos, vengo con el Corazón adolorido, Soy vuestra Madre, vosotros estáis celebrando cien años de Mi Aparición en Fátima pero, Mi Corazón, adolorido está. Yo Soy vuestra Madre, así Me lo pidió Mi Hijo en la Cruz, Madre de todo el género humano y de todos los tiempos.

Una madre va guiando a la familia, una madre, se da por los hijos, una madre derrama su corazón sobre cada uno de sus pequeños. 

¡Cuánto Dolor!, ver a Mis hijos dando una respuesta tibia o totalmente negativa, y muy pocos, muy pocos respondiendo a la Donación de Mi Hijo por la salvación de vuestras almas.

¡Cuánto Dolor, tiene Mi Corazón de Madre!, al ver vuestra respuesta a Quien os creó, a Quien os ha salvado, a Quien os ha guiado desde lo profundo de vuestro corazón. La Santísima Trinidad está con vosotros, desde el momento de vuestra concepción.

Cada uno de vosotros traéis una misión específica, una misión de amor, porque Nuestro Dios y Señor, es sólo Amor.

¿Qué habéis hecho con vuestro corazón? ¿Qué habéis hecho con el Amor de Nuestro Dios?, no le cuidasteis, no lo compartisteis, vuestro corazón ya no tiene Vida, porque habéis sacado la Vida Divina de él. Vuestro corazón está muerto, creéis vivir en el Mundo, pero estáis muertos en realidad. 

¡Cuánto desamor entre vosotros! Os habéis vuelto otros Judas, porque él recibió, mucho Amor de parte de Mi Hijo y Le traicionó, a pesar del Amor que él vivió junto a Mi Hijo. Vosotros tenéis, ya, la Donación de Mi Hijo y Le habéis traicionado, también.

Estáis sufriendo, porque vosotros mismos habéis forjado vuestro futuro. El Bien, no viene de satanás, a quien, vosotros mismos os entregasteis.

Se os dio todo, para que fuerais santos, se os dio Vida, se os dieron cuidados del Cielo, porque, ciertamente, vivís en tierras extrañas, en tierras llenas de maldad, de odio, tierras, en donde satanás vive y ha destrozado muchas almas.

Se os han dado todos los cuidados para que vosotros mantuvierais la Vida del Cielo en vuestro interior y lo dierais a vuestros hermanos. 

Desde pequeños, desde vuestra concepción, tenéis cuidados y regalos del Cielo, porque se os ha dicho que vuestra alma vale muchísimo; no tenéis idea, Mis pequeños, lo que es un alma y su valor ante los Ojos de Nuestro Dios y Señor. No habéis valorado el regalo de la vida, los dones que se os concedieron a cada uno de vosotros, el Amor que de segundo a segundo, desde vuestro nacimiento, desde vuestra concepción, se os ha dado. Es más, no habéis querido, ni tomar un poco de tiempo, para meditar todos los regalos que habéis recibido de vuestro Dios y Creador.

Vinisteis a servir a Aquél que es Puro Amor, vuestro Dios. (Lenguas…) ¡Se os dio tanto!, para que lo multiplicarais, al servir a vuestros hermanos, viviendo en el Amor de vuestro Dios. Y ¿qué hicisteis con ese Amor? No seguisteis la Parábola de los Denarios, fuisteis de ésos cobardes que, en lugar de multiplicar lo que vuestro Dios os dio, mejor lo enterrasteis y lo devolvisteis, según vosotros, para no tener ningún compromiso, para que no os reprendiera vuestro Dios. ¡Cuánto error! ¡Cuánto error, Mis pequeños!

¡Cuántas almas quisieran servir a su Señor! ¡Cuántas almas quisieran vivir como vosotros habéis vivido! Se os concedió el don de la vida y ¿qué hicisteis con ese tiempo, con esa Gracia tan grande de vivir para vuestro Señor? ¡Para vuestro Señor! Preferisteis vivir en la mentira, en la falsedad, en el error, a pesar de que, a lo largo de vuestra existencia, habéis tenido a Mi Santo Espíritu, a Mi Esposo, que os guiaba, que os llevaba hacia la Verdad Divina y, vosotros, abristeis vuestra mente y vuestro corazón, a una supuesta verdad, a la que satanás os llevaba.

Se Me dio la tarea de guiaros, de protegeros, Me he aparecido en todas partes del Mundo, bajo varias advocaciones, para cuidaros, para llevaros por el buen camino, el único camino que existe para regresar al Reino de los Cielos: La Palabra de Dios, La Palabra de la Santísima Trinidad.

Tuvisteis a Mi Hijo en la Tierra, os dejó mucha Vida, ¿dónde la dejasteis?, habéis desperdiciado ese Cielo que se os puso en vuestro corazón. Despreciasteis a vuestro Dios, Lo sacasteis de vuestro corazón,vivisteis para el Mundo y el Mundo es de satanás.

¡Cuántas veces se os han perdonado vuestros pecados! ¡Cuántas veces, Mi Señor y Mi Dios, tuvo Misericordia para con vosotros!, Misericordia que vosotros no tenéis para con vuestros hermanos. Errores, ¡habéis tenido tantos!, y se os perdonaron, porque vuestro Dios os ama Infinitamente. Mi Dios y Señor, se ha dado por cada uno de vosotros y ¿qué tanto Le habéis agradecido? ¿Cuánto de Él lleváis en vuestro corazón? ¡Es tanto el Amor que tiene por vosotros! ¡Os perdona tanto!

Mi Hijo os dio Su Vida, os dejó una escuela de Amor, os dejó Palabras Divinas y Yo os pregunto, ¿para qué? ¿A quiénes les han servido?, porque muchos de vosotros, habéis cerrado completamente vuestro corazón a todo de lo que Él viene. 

Todo lo que tenéis, viene del Cielo, viene de vuestro Dios y ¿cuándo Le agradecéis?

Me aparecí tantas veces alrededor del Mundo, para recordaros lo que sois, lo que debéis hacer, el Dolor que Le causáis a Mi Dios y Señor, la traición de vuestro corazón hacia el Corazón de Mi Hijo, que se dio por vosotros. ¿Habéis, acaso, hecho algo grande por vuestro Dios y Señor?

Mi Hijo se dio en totalidad, hasta la última Gota de Su Sangre por vosotros y vosotros Le despreciáis, no Le agradecéis, ¿Le habéis dado, acaso algo de vuestra vida a Él, para reparar por vuestros pecados? ¿Le habéis agradecido, todo lo que hizo por vosotros? ¿Le habéis acompañado, en algún momento de Su Vida? ¿Le habéis compartido vuestras alegrías o también, vuestras tristezas? ¿Habéis reparado por vuestros pecados y por el mal trato que Le habéis infringido a Su Sacratísimo Corazón? ¿Habéis tenido ternura por Mi Hijo Pequeñito, que nació, para que vosotros, también, nacierais a la Gracia Eterna? ¿Os habéis dado, vosotros, en ayuda a vuestros hermanos, como Él Se dio por vosotros? ¿Habéis compartido lo que Él os dio, de Conocimiento Divino, a vuestros hermanos que no Le han conocido?

Sed sinceros vosotros mismos, sed honestos y poneos una calificación ante los Ojos del Padre, ante los Ojos de Su Trinidad Divina. 

¡Cuánto Dolor Nos causáis, la gran mayoría de vosotros! Ciertamente, hay almas, todavía, que Nos causan alegría, a las cuales, también, Les podeMos agradecer que hayan escogido la mejor parte, como María que, a pesar de estar en el Mundo, prefirieron la Palabra de Nuestro Dios. Gracias, Mis pequeños, los que habéis entendido, los que habéis seguido a vuestro Dios y Señor, los que lleváis Su Santísima Trinidad en vuestro interior, que Le cuidáis, que Le escucháis, que Le pedís crecer en Su Amor. 

Gracias, Mis pequeños, los que Nos causáis alegría santa, porque, a pesar de todo el pecado con el que satanás os quiere hacer caer, es a él a quien le dais la espalda; es a él a quien no queréis seguir; es a él a quien no queréis escuchar. Benditos seréis en el Reino de los Cielos. Sois Mis hijos, sois Mis verdaderos hijos. Sois los verdaderos hijos de Nuestro Dios y Señor. Sois los que habéis preferido vivir en el Amor, en el Amor Verdadero y no en el amor pecaminoso, a donde os lleva satanás, engañados por el Mundo. Sois Vida ante vuestros hermanos, sois ejemplo, sois odiados, porque así os lo dijo Mi Hijo, que, aquellos que Le siguieran a Él, también, tendrían que pasar una Cruz, porque el Mundo no os quiere, porque el Mundo Lo desprecia, porque no pertenecéis al Mundo.Benditos y alabados seréis, ante los Ojos de Nuestro Dios, porque fuisteis la Imagen de Mi Hijo en la Tierra durante vuestra vida, durante vuestra existencia, fuisteis ejemplo, fuisteis Amor, fuisteis Luz entre las tinieblas, que, ahora, ahogando están al Mundo.

Ciertamente, los que ahora vivís, estáis pasando una prueba muy fuerte, pero, también, la Misericordia de Nuestro Dios está, también, muy Fuerte. Es más Poderosa que toda la maldad que satanás ha sembrado en los corazones; es más Fuerte que toda la mentira que os rodea, es más Fuerte que el error, que la gran mayoría ha dejado entrar en su corazón.

Son momentos de cambio, son momentos de dolor para aquellos que no supieron vivir en el Bien, pero son momentos, también de sana y santa alegría, para aquellos que escogieron el camino que Mi Hijo os mostró y que el Padre puso en vuestro corazón.

Son momentos de alegría, porque vosotros mismos, en total honestidad, os habéis calificado. Ciertamente, vuestra calificación, no será muy alta, pero lo que hicisteis, lo hicisteis de todo corazón para alegrar a Nuestro Dios. Estáis llamados a la Perfección y muchos de vosotros, los escogidos de este tiempo, tendréis altos grados de perfección en los tiempos por venir. 

Esta Purificación, Mis pequeños, os encaminará a ello, a ir alcanzando la Perfección a la que fuisteis llamados. Seréis guiados, seréis tomados por Mi Esposo, el Santo Espíritu de Amor y gozaréis, inmensamente, lo que, por tiempo, habéis intuido en vuestro corazón, y que vais a obtener de Nuestro Dios.

Las almas que viven intensamente el Amor de Nuestro Dios y Señor, intuyen ese cambio, intuyen esa alegría, intuyen el Amor inmenso que vais a recibir después de esta Purificación y que os traerá un Bien inimaginable, porque es tan grande y son tan grandes los regalos de Nuestro Dios, que no os podéis imaginar lo que Dios ha creado para consentir a las almas buenas, a las almas que buscan su santidad, a las almas que viven el Amor Divino.

Entristeceos Conmigo, Mis pequeños, Mis hijitos, Mi familia, porque hay muchos hermanos vuestros, que han errado, que han blasfemado el Santo Nombre de Nuestro Dios, que han sido otros Judas de este tiempo. Orad por ellos, ayudadMe, Mis pequeños, a salvar tantas almas como se pueda, porque sabeMos que hay muchos que han cerrado completamente su corazón y no quieren saber nada del Amor, del Verdadero Amor que viene de Nuestro Dios.

DadMe alegría, Mis pequeños, compartidMe vuestras alegrías, recordadMe, Mis pequeños, los momentos bellos que habéis tenido en vuestra vida, de lo que os ha dado Nuestro Dios, de lo que Yo os he dado y que gozasteis mucho. Vivamos ya, pues, en familia, porque soMos la familia que quedará para un Nuevo Mundo, una verdadera familia, que no ha podido satanás romper ni destruir ni afectar porque, el Verdadero Amor, os tiene como en una caja fuerte.

Estáis completamente seguros cuando el Amor de Nuestro Dios habita en vosotros, os rodea, os cubre. No temáis, pues, a lo que suceda en vuestra vida, a vuestro alrededor. Estáis perfectamente protegidos, porque pertenecéis a Nuestra Familia, seréis purificados, para que entréis al Nuevo Mundo radiantes del Amor de Nuestro Dios, con un corazón puro, sencillo, de niños, un Amor que desea ser más amado.

PedidLe, pues, a Mi Esposo, el Santo Espíritu de Amor, que os ayude a engrandecer el Amor que se os dio, a apreciarlo y, sobre todo, a agradecerlo.

Dejaos, pues, Mis pequeños, guiar por Mí, por vuestra Madre, la Siempre Virgen María, en estos momentos de tribulación. No temáis, Yo ya os había avisado de esto, en muchas de Mis Apariciones; satanás, no Me soporta, no soporta ni siquiera escuchar Mi Nombre, menos Mi Presencia. LlevadMe, pues, en vuestro corazón, estos son momentos de Mi Triunfo, de Mi Triunfo sobre las fuerzas de satanás, el triunfo de Mi Inmaculado Corazón, sobre aquél que Lo negó, sobre aquél que Lo traicionó.

Que Mi Dios y Señor descienda sobre vosotros, os Bendiga, os proteja y Yo, vuestra Madre, con el Amor y con el Poder de Mi Señor y Mi Dios, os tomaré y os llevaré por caminos seguros en estos momentos de tribulación, pero de gran alegría para vosotros, porque es un paso, un paso necesario que deberéis dar, para obtener esos regalos inmensos, inconmensurables, que Nuestro Dios y Señor, os dará.
Gracias, Mis pequeños.

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domingo, 26 de marzo de 2017

Mzo 02_17 Yo Soy la Promesa del Padre, Él cumplió Su Promesa, hecha a Adán y Eva.

Rosario vespertino


ÚNICO MENSAJE.


Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J. V.


Primer Misterio.  Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Sobre: Os dejé tantas Verdades, os enseñé Vida Divina, a la que estáis todos vosotros llamados a gozar, después de esta vida de dolor que estáis padeciendo y, ¿cuántos de vosotros, realmente, os dejáis mover hacia el bien, después de escuchar estas Palabras de aliento, de vida y de Amor? 

Hijitos Míos, bajé desde el Cielo a estar entre vosotros. Ciertamente, en la antigüedad, Mi Padre, Dios, se comunicaba con el hombre a través de los profetas de ese tiempo, y Me permitió y Me pidió, Mi Padre, encarnarMe, para que, la Palabra, se hiciera Hombre, y, así, Yo, estuviera entre los hombres y, todo lo dicho, en la antigüedad, se hiciera patente en Mí.

Padecí desde Mi Encarnación, porque Yo, como Dios, Me tuve que hacer Pequeñito. No quiere decir que sufriera en el Vientre de la Siempre Virgen María, Mi Madre, sino el hecho es que, dejé toda Mi Omnipotencia y, en Humildad, Me hice pequeñito y estuve en el Vientre de Mi Madre el tiempo de gestación, en el cual, esperaba salir para empezar con Mi Misión de Salvación. El intercambio amoroso, en el Vientre de Mi Madre, fue hermoso. Ella, Mi Madre, María, María Santísima, fue una Hechura especial de Nuestra Santísima Trinidad, para que ese Vientre Virginal y Santísimo, Me cuidara, Me arrullara, Me llevara con gran delicadeza. Mi Madre gozaba ese intercambio amoroso, eran pláticas Divinas.

En el momento de Mi Nacimiento, empieza, prácticamente, Mi Sufrimiento, Mi Donación. Por un lado, amor de algunos hombres, por otro lado, el odio y la maldad de otros.

No es nada más Mi Pasión y Muerte lo doloroso de toda Mi Vida: como os digo, es desde el momento de Mi Nacimiento que satanás empieza a atacar a través de almas malas, personajes malvados, guiados por satanás. Mi Donación, es de treinta y tres años, no de unos cuantos días, que son los momentos de Mi Pasión y Muerte.

Quiero que entendáis esto perfectamente, Mis pequeños. Bajar del Cielo, donde todo es bello, donde todo es Amor, donde todo es Luz, donde todo es Vida, porque Mi Presencia es todo eso y mucho más, y bajar para habitar entre los hombres y vivir, prácticamente, todo lo contrario, porque, como sabéis, estos son terrenos de satanás.

Yo vine a traer esa Luz, esas bellezas, que se viven en el Reino de los Cielos. Os las vine a mostrar, os las vine a enseñar, os di Evangelización Divina, conocisteis un Nuevo Mundo, una nueva Esperanza, conocisteis el Verdadero Amor, y todo lo tenéis plasmado en las Sagradas Escrituras; el hombre conoció a su Dios y la gran mayoría, Lo rechazó.

Ya desde antiguo Me quejaba de la testarudez de los judíos, el pueblo escogido, y seguís siendo así, testarudos, necios, tenéis todo al alcance de vuestra mano y lo desperdiciáis. Podéis tener vida santa y preferís la maldad, el error. Os vine a mostrar el Nuevo Mundo que tendréis cuando terminéis vuestra misión aquí en la Tierra y cerráis vuestros ojos, tapáis vuestros oídos y no queréis saber nada de lo que Yo os enseño, de lo que os prometo.

El hombre vivía en tinieblas, os traje la Luz, algunos la aceptaron y otros, una gran mayoría, ha preferido regresar a la obscuridad en la que se vivía.

En el Antiguo Testamento, cuando Mi Padre Dios, manda el Diluvio, Sus Palabras son fuertes y dolorosas cuando dice que se arrepiente de haber creado al hombre, de haber creado todo lo que había en ese tiempo, porque, por el Pecado Original, el hombre cayó y, aunque se le ayudaba a crecer nuevamente, el Pecado lo seguía jalando hacia la maldad.

Viene el Diluvio, se destruye, prácticamente, todo y se inicia un nuevo amanecer para la humanidad. Hace un Pacto con el hombre y os deja el arcoíris, para recordaros que no volverá, Mi Padre, a destruir con un Diluvio la humanidad.

¿Qué podéis decir ahora, vosotros, Mis pequeños, si la maldad actual es peor que la de ese tiempo?

Ciertamente, Mi Padre hizo ese Pacto, pero, realmente, os merecéis otro Diluvio. Veis maldad por todos lados, corrupción, mentira, odio, no os tratáis como verdaderos hermanos, que para eso vine, para llevaros a la Luz, para enseñaros cómo se vive en el Cielo, os repito.

Os dejé tantas Verdades, os enseñé Vida Divina, a la que estáis todos vosotros llamados a gozar, después de esta vida de dolor que estáis padeciendo y, ¿cuántos de vosotros, realmente, os dejáis mover hacia el bien, después de escuchar estas Palabras de aliento, de vida y de Amor? Os dejé todo, os dejé Vida en Palabras y, hasta Mi Propia Sangre, hasta la última Gota de la Vida que corre en Mi Sangre, y ni aun así, se mueve vuestro corazón al arrepentimiento y a la conversión.

Sabéis que llegará vuestra muerte en algún momento, pero debido a la obscuridad a donde os ha llevado satanás, muchos, muchos de vosotros, ya no creéis en la realidad de la muerte y de la resurrección del alma, en donde tendrá un castigo o un premio. ¿Acaso, no os importa vuestro destino eterno?

Tenéis las Sagradas Escrituras, tenéis Mis Enseñanzas, Mis Enseñanzas que os dan Vida; tenéis, en el Antiguo Testamento, las Enseñanzas de Mi Padre que os iban preparando para Mi Llegada, Palabras llenas de Amor, Palabras llenas de Esperanza, por Mi Llegada. Yo Soy la Promesa del Padre, Él cumplió Su Promesa, hecha a Adán y Eva, cuando vuestros Primeros Padres fueron sacados del Paraíso.

Nuestras Palabras, Nuestras Promesas, se cumplen tarde o temprano. Se os ha dicho en, las Sagradas Escrituras, que hasta la última coma o punto se cumplirán, nada dejará de cumplirse, porque es Nuestra Promesa y, así, como os estoy prometiendo una Vida después de esta vida, pero una Vida bellísima, también, os estoy avisando de una muerte dolorosísima, espiritual, por vuestra condenación eterna, si no cumplís con lo que os pediMos.

Se os han dado Mandamientos, para que cumplierais, para que tuvierais acceso a esa Vida futura y eterna, con las bellezas que se Me vieron hacer, y con las Promesas y Palabras que escucharon, desde aquél tiempo, y que ahora leéis en las Sagradas Escrituras. Todo es bello, todo es santo, todo es Luz, todo es Amor, cuando estáis Conmigo, y lo que vendrá, si permanecéis en Mí. Pero, ciertamente, todos aquellos que quieren seguir viviendo en la obscuridad, son, realmente, los que se condenan, son los que quieren seguir viviendo en la obscuridad, a pesar de saber que existe la Luz, la Luz que Yo traje a la Tierra para que la conocierais.

El hombre es necio, testarudo, pero muy tonto, ¡muy tonto!, porque no os gusta sufrir. Buscáis siempre el pasarla bien, buscáis el placer, buscáis todo tipo de gozo y os vengo enseñando y anunciando que estáis a momentos críticos, en donde, vuestra purificación se acerca, que ya está sobre vosotros y, aun así, no queréis entender que, la condenación eterna es todo lo contrario de lo que siempre habéis querido tener, que es gozo, diversión.

No habéis buscado lo que es la vida espiritual ni os interesa buscarla y vivirla. Sentís que con lo mínimo que dais, obtendréis vuestra salvación eterna y, no es así, Mis pequeños.

También, en las Sagradas Escrituras se os anuncia esto, que no todo aquél que diga “Señor, Señor, se salvará” y Yo os diré, “no os conozco” y, realmente, no os conozco. 

Yo conozco, como dice las Escrituras, a Mis ovejas, pero conozco a Mis ovejas porque ellas Me buscan, quieren estar a Mi alrededor, conocen al Pastor.

Vosotros, os queréis pasar de listos, os imagináis que Mi Misericordia Infinita va a caer sobre vosotros y os salvará, simplemente, por decir “Señor, Señor, aquí estoy, sálvaMe”. ¡No!, Mis pequeños, Mi Misericordia es para aquellas almas que Me han buscado, que han tratado de vivirMe, que se han tratado de alimentar toda su vida de Mi Bien, pero, también, han caído en el error y por eso claman “Señor, Señor, perdóname” y son las ovejas que conozco, que ciertamente, Me buscaban, pero, también, erraban y Mi Misericordia se acordará de los momentos buenos, bellos, en que os donasteis, en que disteis todo vuestro ser por servirMe, para ellos será Mi Misericordia, no para los que vivieron en el mal, olvidándose de Mí, olvidándose de vuestros hermanos y aprovechándose de ellos.

Vivisteis en la maldad, os llenasteis de ella, se acercaban a vosotros los necesitados y no les hacíais caso, no les ayudabais, no había amor en vuestro corazón y vosotros queréis que Yo os salve con un “Señor, Señor, apiádate de mí”, cuando sabéis que las almas que entrarán al Reino de los Cielos, al final de su existencia, serán aquellas almas que cultivaron el amor. Vosotros no lo cultivasteis, no habéis vivido Mi Amor, no lo conocéis, lo rechazasteis en todo momento, con tal de llenar vuestros bolsillos con los bienes que no eran vuestros. No hubo justicia en vuestros actos, no hubo misericordia de parte vuestra, ante el hermano necesitado y, ¿así queréis que con un “Señor, Señor”, os salve? No, Mis pequeños, estáis en un error, el Amor hay que vivirlo, el Amor hay que transmitirlo, el Amor hay que agradecerlo y, vosotros, no sois de ese tipo de almas que merezcan su salvación eterna.

Preparaos, pues, Mis pequeños, momentos difíciles se acercan ya. Son pocas las almas que han entendido la lección. Son pocas las almas que se han llenado de Mi Amor, que Me buscan, para vivir más ésas Palabras que os dejé, para vivir, más, esos momentos de vida espiritual que di a vuestros hermanos en aquél tiempo, para vivir más Mis momentos difíciles de rechazo y de ataque, de aquellos que se decían los buenos de aquél tiempo, los sacerdotes y escribas del sanedrín. ¡Cuánta mentira hay a vuestro alrededor! ¡Cuánta maldad! 

Mi Gracia y Mi Misericordia, caerán sobre las almas buenas, las almas que han luchado, para que la obscuridad, para que la mentira y la maldad de satanás, no les hiciera caer y se envolvieran en los pecados a donde os lleva satanás, pero el peor pecado, la peor maldad que satanás puede lograr en un alma, es apartarla de Mí, vuestro Dios. Cuando vosotros ya no Me buscáis, ya no tenéis de dónde sosteneros, camináis sin rumbo. De esa forma, satanás, os puede vencer fácilmente, porque os lleva a un callejón sin salida, al hacer que vosotros no llevéis un rumbo fijo, una meta deseable y hermosa, sino que os lleva a momentos de desesperación, a momentos de maldad, venganza y pecados graves, que van destruyendo vuestra voluntad y vuestra vida, física y espiritual.

Cuando satanás os ha apartado de Mí, vuestro Dios, y vosotros no tratáis de buscarMe, prácticamente, estáis destruidos, estáis condenados, porque ya no queréis ver la Luz, no queréis buscarla, os llamo, pero ya no reconocéis Mi Voz, ya no sois del rebaño, ya no conocéis la Voz del Pastor.

Venid, pues, benditos de Mi Padre, venid a Mí, vosotros, las ovejas de Mi redil. Venid, los que triunfasteis, los que, a pesar de los engaños de satanás, de sus ataques, de toda la maldad con que os atacó a lo largo de vuestra existencia, no caísteis en sus mentiras, no os doblegasteis a sus tentaciones. 

Venid, el Reino de los Cielos es para vosotros, porque sois triunfadores, porque luchasteis como un gladiador contra el enemigo y no os venció. El Reino es para vosotros, las Puertas se abrirán de par en par para permitir vuestra entrada, seréis ejemplo para muchas almas, porque estos son tiempos de gran tribulación, de mucho engaño y vosotros os mantuvisteis en Fe, a pesar de la obscuridad que os rodeaba.

El Reino de los Cielos se gana con el dolor, se gana con el amor, se gana con la lucha diaria, venciéndose a uno mismo, venciendo todo aquello que ha entrado en el corazón del hombre y que lo puede hacer sucumbir.

Al Reino de los Cielos, entran todos aquellos que han vencido a satanás, porque Yo lo vencí primero, también vencí a la muerte, la muerte no Me pudo retener y, los que estáis Conmigo, también venceréis a la muerte y resucitaréis al Reino de los Cielos. 

Venid, pues, benditos de Mi Padre, porque la Fe y el amor a Mí, vuestro Dios, os dará el triunfo eterno, os dará la Vida que Yo os vine a traer, primeramente, a la Tierra; vosotros creísteis en Mí, vivís en Mí, compartís Mis momentos bellos y os doléis con Mis momentos de Pasión, de Muerte, y gozáis con Mi Resurrección. 

AcompañadMe en esta Cuaresma, Mis pequeños, pero con un gozo grande. AcompañadMe, porque vuestras oraciones, vuestros dolores, vuestras alegrías, se unirán a las Mías y, así, salvareMos a infinidad de almas. 

Esta Cuaresma Nos unireMos, los que estáis Conmigo, los que Me amáis y los que os queréis volver otros Cristos, porque si creéis en Mí, vuestro Salvador, todo lo Mío es vuestro, Soy vuestro Maestro y vosotros, Mis seguidores, Mis discípulos y, así, unidos, podreMos salvar millones de almas, almas que necesitan ver la Luz, almas que necesitan que toda esa maldad que los está cubriendo, que los está destrozando, espiritualmente, se pueda disipar, que alcancen a ver la Luz y eso los lleve a su conversión, para que alcancen su salvación eterna.

Preparaos, pues, Mis pequeños, con gran humildad y amor, a uniros a Mí, vuestro Dios, vuestro Salvador, vuestro Maestro, vuestro Guía, la Sabiduría hecha Hombre; Yo, vuestro Dios, os guiaré y os daré lo que necesitéis, para que seáis esos Cristos, para salvar a vuestros hermanos que lo necesitan. No desperdiciéis este tiempo de salvación de almas. Uníos a Mí, pedidLe a Mi Santo Espíritu, para que os dé esa Gracia de unión Conmigo, vuestro Dios, vuestro Salvador.

No desperdiciéis ningún minuto de este, vuestro tiempo, como Yo, no lo desperdicié para vuestra salvación. Yo Me di por vosotros, vosotros, daos por vuestros hermanos, pero, también, daos por Mí. Reparad y quitadMe sufrimientos, dolores, dadMe la alegría que quiero que Me deis y que os la pedí en la Cruz, dándoMe almas y esa alegría, os dará a vosotros, vuestra salvación. DadMe almas, pues, Mis pequeños, Me daréis alegría a Mí y se la daréis a todas esas almas que tanto la necesitan. 

Mi Amor quede con vosotros, Mi Sangre Preciosa os purifique y os santifique, la Paz quede con vosotros.

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martes, 20 de diciembre de 2016

Dic 13_16 Esperad Mi Santo Espíritu, para que os transforme.

Dic 13_16 Esperad Mi Santo Espíritu, para que os transforme.
Rosario vespertino.



Mensaje Único de Nuestro Señor Jesucristo a J. V. 



Primer Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Sobre:  Mis pequeños, hago esto con vosotros, para que meditéis, para que pidáis perdón, para que, a la hora en que os enfrentéis para vuestro Juicio Particular o definitivo, hayáis mejorado, os hayáis arrepentido, os hayáis perfeccionado en el Amor.

Hijitos Míos, una estrella guió a los Reyes Magos para llegar al lugar en donde Yo, acababa de nacer. Fue su Fe, fueron sus estudios, fue la iluminación del Espíritu Santo lo que les ayudó a llegar a Mí.

Quizá esperaban ver una familia real, porque sabían que alguien, muy especial, iba a nacer, pero, a pesar de que vieron un bebé y una familia sencilla y, a Su alrededor, todo sencillo y pobre, ni aun así, dudaron. Supieron Quién era Yo, aún a pesar de que veían un bebé. 

De Mí emana una Fuerza Divina, no Soy un bebé cualquiera, Soy Dios hecho Hombre. La Fuerza Divina está Conmigo y la perciben, la sienten, la viven todos aquellos que están a Mi alrededor. Los mismos pastorcillos, que fueron, también, atraídos por la Estrella, por el canto de los Ángeles, por la Luz extraordinaria, porque sólo los sencillos la podían ver, fueron atraídos hacia Mí, y lo mismo pasó con ellos, vieron una Familia sencilla, a alguien extraordinario en ése bebé, en quien se estaba manifestando la Gloria Divina de Mi Padre, en un bebé que traía una gran Promesa para el Mundo, especialmente para el pueblo judío, pero que, después, el mismo pueblo despreció.

Un bebé, que traía el Amor que ya se había perdido, que traía Luz, para destruir las tinieblas que rodeaban al Mundo, Luz para cada una de las personas de ése momento. Yo, era el Regalo para toda la humanidad y para el Universo entero; por fin, Mi Padre, os daba el Regalo Prometido, desde que Adán y Eva fueron sacados del Paraíso.

Esa Promesa, que les hizo a vuestros Primeros Padres, se estaba realizando ya, en Mi Persona, con Mi Nacimiento, con Mi Venida a la Tierra. Todos aquellos que se acercaban a Mí, recibían ésa emanación de Amor, algo grande, algo bello, algo desconocido, pero muy bello. Lo percibían, lo gozaban.

He de venir nuevamente para protegeros, para, nuevamente, unir al pueblo escogido. Debiera, Yo, encontrar, a un Mundo transformado, un Mundo lleno de Mi Amor, un Mundo en donde se viviera la Paz, que Yo os traje; un Mundo Sabio, porque debisteis haber tomado todas Mis Enseñanzas para crecer. Os traje el Cielo a la Tierra. Y, ¿qué pasó con ese Conocimiento? Se desperdició.

¡Oh, el hombre! ¡Cómo ha desperdiciado lo que Yo os traje! Debisteis haber avanzado inmensidades con todo lo que Yo os traje, y no crecisteis gran cosa.

Vosotros, los que no habéis entendido Mi Llegada a la Tierra, Me seguís viendo como un Niño común y corriente, un Bebé que vino a la Tierra, pero no Me estáis dando el lugar que Me merezco, de Dios, de un Bebé Divino, no humano; ciertamente, tomé Carne, Me veis como un Niño común y corriente, pero Mi interior es Divino, Sobrehumano y, ¿qué habéis hecho y qué hacéis ahora?

No meditáis todas estas grandezas que Yo os traje, que son vuestras, para vuestra salvación y para vuestro crecimiento espiritual, no apreciáis vuestra salvación.

Quisiera que meditarais, por unos momentos, el cómo se vivía antes de que Yo llegara a la Tierra, el caos que había a su alrededor, un caos espiritual, maldad fuerte y, sobre todo, no tenían una guía espiritual correcta. Los que llevaban la batuta espiritual, los sacerdotes del templo, no actuaban correctamente; no había algo confiable qué seguir.

Yo fui la Luz, la Luz en el Mundo, para que vierais la realidad en todos los ámbitos de vuestra vida. Soy la Luz actual y os permito ver, los que queréis estar Conmigo, la realidad, según Mis Ojos, según Mi Juicio. Mucha mentira hay a vuestro alrededor, no hay en quién confiar, los que tienen el poder, no están Conmigo.

Me entristece todo esto, Mis pequeños, porque, al dejaros toda la Sabiduría Divina para que vosotros la siguierais, ibais a crecer a niveles muy altos, pero para que logréis esto, Mis pequeños, debéis poner de vuestra parte, debéis pedirMe Sabiduríaentendimiento y sobre todo, Fe, que es lo que se ha perdido ya en el Mundo, ya no hay Fe y, con ello, Me habéis dado la espalda.

Amor Puro, Amor Santo, Amor Fraterno, prácticamente, está desaparecido. Competís fuertemente, los unos contra los otros, pero para mostraros, ante los demás, con una superioridad intelectual o económica. 

En la antigüedad, era demostración de fuerza y se alababa al más fuerte por la fuerza física. Los tiempos han cambiado, pero seguís buscando la superioridad de otra forma, y eso os lleva a caminos errados. No tenéis Discernimiento Santo, no tenéis vida espiritual profunda, no estáis viendo lo que realmente Me interesa a Mí, vuestro Dios, ver en vosotros. Si no Me seguís, si no buscáis lo que le interesa al Cielo, ver dentro de vosotros, estáis actuando solamente para la Tierra. Actuáis para la Tierra, vivís para la Tierra, vivís para aquellos que os ven en vuestra vida terrena y no estáis actuando para aquellos que os ven para vuestro futuro eterno, en el Reino de los Cielos.,

Vuestros errores son conocidos, perfectamente, en el Reino de los Cielos. Ciertamente, con mentira, podéis esconder vuestros errores en la Tierra y no dejar ver, a los que os rodean, vuestra realidad íntima, espiritual, humana, por eso, la mentira ha crecido tanto, porque los errores y la maldad que tenéis en vuestro corazón, han crecido mucho.

Error, tras error, os van llevando a una destrucción humana, espiritual, social, mundial.

Vuestros errores se van acrecentando y llegó el momento, en que ya no podéis tapar, ante vuestros hermanos, vuestra realidad. Habéis acumulado tanto mal en vosotros, tantos errores, tantas desviaciones, que, llega un momento, en que vuestros hermanos, a vuestro alrededor, os conocen como sois. Y, eso es lo que ahora estáis viendo, Mis pequeños, con aquellos que querían aparentar otra cosa; que querían aparentar ser superiores a vosotros y, por eso, estoy permitiendo que se conozca la realidad del actuar de los hombres, de vuestros gobernantes, de los males que afectan a Mi Iglesia, de la vida particular de cada uno de vosotros.

Os daréis cuenta de todo lo que estaba escondido, de lo que escondíais cada quien. Se verá, se juzgará, primeramente, ante los hombres, os verán, como realmente erais y, luego, seréis juzgados ante Mí, vuestro Dios.

Creísteis que podríais engañarMe, ciertamente, engañasteis a la gente que os rodeaba, pero, a Mí, vuestro Dios, nunca podréis hacerlo, porque Vivo en vuestro interior y os conozco perfectamente.

Mucho Amor he derramado sobre vosotros, muchas lágrimas Me habéis hecho derramar, también, de Mis Ojos y habéis roto Mi Corazón, en múltiples ocasiones, por vuestros pecados, por vuestra maldad, pero, sobre todo, por vuestra ingratitud e indolencia. ¡Os he dado tanto! Y vosotros no respondéis.

Si estuvierais en Mi lugar, ¿cómo reaccionaríais, humanamente hablando?, inmediatamente destruiríais, eliminaríais a todos aquellos que no han actuado debidamente. Ciertamente, no tenéis Mi Amor, ciertamente, no vivís en la Justicia, en la Verdad, en la Luz, en el Amor Infinito que teneMos, en Mi Santísima Trinidad hacia vosotros. Mucho, mucho se os ha dado y poco, muy poco he recogido.

Mis pequeños, hago esto con vosotros, para que meditéis, para que pidáis perdón, para que, a la hora en que os enfrentéis para vuestro Juicio Particular o definitivo, hayáis mejorado, os hayáis arrepentido, os hayáis perfeccionado en el Amor.

Ciertamente, seréis Juzgados en lo personal, individualmente. Lo que busco, Mis pequeños, es vuestro arrepentimiento, os quiero llevar, a cada uno de vosotros, a que meditéis los errores de vuestra vida. ¿Qué hicisteis, cada uno de vosotros, con tantos regalos, con tantos Tesoros que se os dieron, junto con el gran Tesoro de la vida?

Se os dio el don de la vida para que lo utilizarais, para que, el Bien Supremo que tenéis, que es Mi Amor en vosotros, lo dierais a vuestros hermanos, para que os comportarais como verdaderos hijos de Dios, para que os comportarais como corredentores en una causa de amor.

Amor, Amor debe ser vuestra vida, como lo es para Mí. El Amor lo es todo en Mi Santísima Trinidad. El Amor, dio vida a todo. La Creación, se dio por Amor, vuestra vida y la de cada uno de vosotros, se dio por Amor. Los cuidados que heMos tenido sobre cada uno de vosotros, han sido de Amor. Vuestra Redención, se dio por un momento de Amor Divino, tremendo, grandísimo, porque os amaMos en una forma inmensa. Vuestro Juicio, será en el Amor y, si ganáis el Reino de los Cielos, conoceréis, el Reino del Amor.

Mi Vida, Mis Enseñanzas, Mi Amor, debieran haber crecido en vosotros. No hay nada más grande, en todo lo Creado, que Mi Amor, que Mi Presencia, que Mi Ser, que se puede fundir a vuestro ser, si vosotros Lo hubierais pedido, si Lo hubierais buscado, si Lo hubierais apreciado. Fuisteis llamados a ser otros Cristos, a vivir en la Tierra, llevando Mis Palabras, Mi Ejemplo, Mi Amor.

¿Ahora, os dais cuenta, Mis pequeños, todo lo que habéis perdido, porque le abristeis vuestro corazón a satanás? Ahora os dais cuenta, cómo satanás, sin que os percataráis de ello, os fue desviando, poco a poco, cómo os fue desviando del gran Tesoro Divino, que Soy Yo, y que os arrebató de Mi Corazón?

Yo debiera estar estampado, perfectamente, en vuestro ser y satanás se las ingenió para apartaros de Mí. Si no estáis Conmigo, estáis contra Mí y esa no era vuestra misión, no se os dio el don de la vida para que estuvierais en contra de vuestro Creador. ¿Entendéis esto? Estáis en contra de vuestro Creador, estáis en contra de vuestro Redentor, estáis en contra del Amor.

No habéis estado viviendo para Mí, para vuestro Dios, en Mi Santísima Trinidad. No habéis ayudado a crecer a vuestros hermanos en el Amor, en Mis Enseñanzas, en Mi Vida.

Si no habéis enseñado lo que debisteis haber enseñado, que os lo traje Yo, vuestro Dios, entonces no habéis vivido para Mí. Si os juzgara en este momento, ¿Me podríais responder si os merecéis el Cielo u os merecéis el lugar del castigo eterno?

Os juzgo, porque tengo derecho a ello. Os juzgo, porque quiero vuestro bienestar eterno. Os juzgo, porque di, Mi Vida entera por salvaros. Os juzgo, porque os amo, porque quiero que recapacitéis, quiero que reviváis vuestra vida y Me la presentéis arrepentidos.

Ciertamente, fallasteis y fallasteis mucho. No fueron unos cuantos pecados, ha sido toda una vida de pecado, unos en mayor grado, otros, en menor grado, pero, vivías, más, una vida de pecado que una vida de amor y de transmisión de los valores Celestiales.

Todos, todos vosotros, Me fallasteis y tendría el derecho de destruiros, como a Sodoma y Gomorrapero, no os imagináis, Mis pequeños, el Amor tan grande que tengo por vosotros y, eso, detiene vuestra destrucción. Vosotros mismos, cuando hacéis algo y no os sale bien, os enojáis y elimináis todo aquello que no os salió bien, llámese el trabajo, llámese algo sencillo, como un pastel, una vasija que estéis vosotros modelando con vuestras manos, una silla o algo más complejo, como cuando vosotros mismos veis que la educación que le disteis a vuestros hijos no dio el resultado que vosotros queríais y, de alguna forma, quisierais eliminar esos errores en educación que tomaron vuestros hijos y que no es lo mejor que vosotros quisierais para ellos.

Mucho mal habéis causado a vuestro alrededor. No disteis una vida de ejemplo y, ¿cuántas almas a vuestro alrededor, a lo largo de vuestra existencia, quedaron afectadas por algo que dijisteis o que hicisteis?

Sí, Mis pequeños, duele. Duele que os recuerde todo esto, cómo habéis fallado. Soy Dios y busco la Perfección. Os di todo lo necesario para que actuarais en perfección, pero os alejasteis de Mí, vuestro Dios, no buscabais beber de la Fuente de la Perfección, que es todo aquello que Yo os he dado, que os vine a dar y lo que teníais de parte de Mi Padre, en las Sagradas Escrituras, en el Antiguo Testamento. Todo, todo era para vuestro bien, para que crecierais en perfección, pero preferisteis el Mundo.

Os he dicho, que en este Nuevo Mundo que tendréis, serán tomadas aquellas almas con las que Yo pueda empezar un Mundo de perfección, ¿sentiríais vosotros, que fuerais los indicados? ¿Cómo os podríais comparar con aquellas almas, que, realmente, Me han buscado, que han luchado o, aún, muerto, por defender Mi Causa, por defender Mis Palabras, por defender Mi Ejemplo?

Muchos de vosotros habéis tenido vidas regaladas, fáciles, en comparación a la vida de hermanos vuestros, de otros pueblos y ciudades, alejados del Mundo, alejados de los bienes que buscáis afanosamente.

Ciertamente, seréis juzgados en el Amor. En lo más profundo de vuestro corazón, ¿cómo estaréis ante Mí, en ésos momentos? ¿Cómo os sentiréis ante Mí, vuestro Dios, que Soy el Perfecto? ¿Habrá humildad en vuestras palabras?, ¿habrá humildad en vuestra actitud?, ¿habrá amor en vuestro corazón, al daros cuenta, que estáis ante vuestro Dios?

Mis pequeños, os amo infinitamente, pero quiero lo mejor de vosotros, ciertamente, errasteis, pero se os dio el don de la vida, porque confiaMos en vosotrosTendréis otra oportunidad, no Me falléis, Mis pequeños, arrepentíos de corazón.Trabajaréis nuevamente para vuestro Dios, viviréis para el Amor, seréis transformados, pero no repitáis el mismo error, alejándoos de la Fuente de Amor, que Somos Nosotros, en Nuestra Santísima Trinidad.

El Amor lo es todo, pero el Amor Infinito, Puro, Divino, Verdadero, Santo, que solamente puede venir de Nuestra Santísima Trinidad. 

Que el arrepentimiento profundo en vuestro corazón, os prepare para ese momento que tendréis en particular y, así, os ganéis Nuestro Beneplácito, y obteniendo, nuevamente, el derecho de trabajar para vuestro Dios, en Nuestra Santísima Trinidad.

Os Bendigo, Mis pequeños, ya os he dado Mi Sangre Preciosa en Purificación y en Vida para cada uno de vosotros.

Dejad que Mi Santo Espíritu os transforme, os transfigure, os dé una nueva Vida para trabajar en una nueva misión de Amor, para dar vida a vuestros hermanos y crear una nueva generación de Amor que se empezará a dar en breve.

Habéis sido llamados, habéis sido escogidos, habéis aceptado y vuestro regalo pronto llegará, pero he querido haceros ver en lo que el hombre, fácilmente, cae, cuando se aleja de Mí, cuando se aleja de Nuestra Trinidad, sois débiles. Que todo esto, que os he dado en el Amor, marque, fuertemente, vuestro corazón.

Yo Soy vuestro Dios y Yo actúo en el Amor, en la sencillez, no en el castigo, sino a través de la Virtud y de Mi Gracia.

Agradeced al Padre, Mi Padre, vuestro Padre, la Gracia que os concede por la nueva vida que tendréis y dejad que Nuestro Amor os transforme, que la humildad siempre os acompañe, (Lenguas…) La Bendición, de vuestro Dios, en Mi Santísima Trinidad, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, quede en cada uno de vosotros. Esperad Mi Santo Espíritu, para que os transforme.
Gracias, Mis pequeños.

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